Que tengan una semana cargada de bendiciones y en medio de todo lo que se vive a nivel mundial Dios haga milagros sobrenaturales para que entendamos que con Dios Todo es posible.
Esta semana he estado reflexionando mucho sobre las palabras explosión e implosión porque veo como en Miami derrumban un edificio en semanas y levantan otros las construcciones en meses. Y busqué el significado de estas dos palabras.
¿Qué es una explosión?
Por explosión se entiende la expansión violenta y rápida, de un determinado sistema de energía, que puede tener su origen en distintas formas de transformación (física o química), acompañada de un cambio de su energía.
Se distinguen por lo tanto dos tipos de explosiones:
• Físicas: motivadas por cambios bruscos en las condiciones de presión y/o temperatura, que originan una sobrepresión capaz de romper las paredes del recipiente que lo contiene.
• Químicas: motivadas por reacciones químicas violentas, por deflagración o detonación de gases, vapores o polvos o por descomposición de sustancias explosivas.
La bomba atómica, por ejemplo, además de producir calor intenso produce presiones elevadísimas que causan las destructivas ondas de choque. (Ejemplo: Bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki).
Las erupciones volcánicas son grandes explosiones naturales producidas por los volcanes cuando el magma sale de su interior. Dependiendo de la composición de la lava, las erupciones varían desde suaves burbujeos magmáticos hasta imponentes explosiones de materiales, de muchos kilómetros de altura.
¿Qué es una implosión?
El concepto de implosión procede de explosión, aunque con la sustitución del prefijo. Una explosión es el proceso que se desarrolla cuando, por un aumento rápido de presión. En el caso de la implosión, se produce cuando en un cuerpo se registra una presión inferior a la exterior, lo que provoca que sus paredes se rompan hacia dentro. Por eso, en el lenguaje coloquial, suele decirse que una implosión es una especie de explosión hacia dentro: el elemento que implota se derrumba sobre sí mismo por una fuerza externa.
Un submarino, por ejemplo, puede sufrir una implosión si se sumerge demasiado, más allá del límite que puede soportar la nave. En ese caso, cuando la presión del agua es muy alta por la profundidad, se produce la implosión y el submarino se comprime de forma brusca y con un gran ruido. Se sospecha que eso es lo que le ocurrió al ARA San Juan, un submarino de la Armada argentina que desapareció en noviembre de 2017 en el océano Atlántico con 44 personas a bordo.
La idea de implosión también suele usarse para aludir a un método que permite demoler un edificio, un túnel, un puente, etc. Sin embargo, no se trata técnicamente de una implosión ya que no hay una diferencia de presión interna y externa, sino que se eliminan o se debilitan los puntos de apoyo para que la estructura no pueda soportar la fuerza de gravedad y se caiga sobre sí misma.
Relacionamos estos dos términos porque en la vida es importante saber si estamos siendo explosivos o implosivos.
Muchas veces estamos siendo explosivos al ver todo lo que nos rodea o ver lo que está sucediendo a nivel mundial. Nos vamos llenando de temores, rabia e impotencia hasta el punto de enfermarnos. De allí vemos como implosivamente nos afecta todo. Explotamos y manifestamos enfermedades por no saber o no poder controlar nuestro mundo exterior.
Estamos viviendo tiempos difíciles para la humanidad y si no somos conscientes de lo que está sucediendo fuera o lo tratamos de sobrellevar de la mejor manera, seremos afectados directa o indirectamente.
Algunas cosas que he practicado y me han funcionado en estos tiempos.
1. Baila. Moverte y liberarte de la carga que tienes. Música animosa y alegre es una de las mejores formas para comenzar a despejar la depresión o apatía. Bailar a solas estimula la confianza, el ánimo y, sobre todo, una actitud vigorosa.
2. Enfócate en el resultado que deseas lograr. No saber hacia dónde vas te desgasta. La acción sin propósito y dirección es pérdida de energía. Todo comienza con tener clara la visión del resultado que deseas lograr. Las personas de éxito tienen un hábito en común: orientan su actuar en función de resultados.
3. Practica yoga. Por medio de posturas, movimientos corporales y respiración adecuada, liberarás tensiones o cargas en el cuerpo que pudieran estar obstruyendo tu vitalidad.
4. Busca tu “yo puedo”. Siempre puedes. Es posible que no puedas hacer o lograr lo que quieres en el momento que lo estás deseando, pero siempre puedes hacer algo.
5. Encuentra la fe en ti. La fe es quizá, junto a la pasión, una de las fuerzas más poderosas a las que el ser humano puede conectarse. Es un recurso interior que te permite ir más allá.
6. Desahógate. No todas las personas desean escuchar tus problemas, pero existen amigos y parientes que sí y ellos te pueden ofrecer una solución o, simplemente, brindarte la oportunidad de desahogarte y soltar. No te tragues los problemas.
7. Respira. Una de las primeras respuestas fisiológicas que cambia cuando tus emociones se transforman es la respiración. Por ejemplo, cuando comienzas a estresarte tu respirar se tensa y se hace cada vez menos profundo. Cuando necesites inyectarte energía instantánea, sólo respira; más oxígeno en tu organismo a través de una profunda respiración se traduce en una mayor generación de energía.
8. Regresa a tu zona segura. Cuando hay problemas es bueno alejarse un poco del ambiente tóxico y regresar a tu zona segura: tu casa, oficina, el parque o la playa. Hay problemas que necesitan más tiempo que otros, tomar distancia ayuda a darse un respiro y tomar energías de ese lugar que nos hace sentir bien.
9. Todo pasa. Nada dura para siempre y lo que ahorita es el fin del mundo para ti, en un par de meses será un recuerdo acumulado en tu experiencia de vida. Todo tiene solución, lo mejor es recordar que con fuerza de voluntad y experiencia puedes ser más fuerte y mejor.
Un espíritu fuerte y equilibrado es capaz de darte no sólo salud sino felicidad. Busca tu equilibrio y no te dejes vencer. Recuerda, la vida es sólo una y solo tú tienes el control. Eres el único capitán de tu nave. No permitas que otros quieran manejar por ti ni cedas el control.
María Antonieta Hernández
CEO de Community Networker