“Yo llegué a Miami hace 22 años y comencé a abrir tiendas en los centros comerciales más importantes de la ciudad. Venía de Venezuela, donde tenía un título universitario en Biología y Química, tenía una distribuidora, varias tiendas de ropa de niños y estaba planeando abrir una escuela privada.
Pensé que como había obtenido excelentes resultados en mi país natal, con este modelo de negocios, eso sería suficiente para emprender y lograr éxito aquí, pero descubrí de la peor manera, que en este país, las cosas no funcionan así.
En menos de 4 meses estaba cerrando las tiendas y perdiendo todos los recursos económicos, al igual que el esfuerzo físico y emocional que había invertido.
Ver cómo el dinero que me traje de Venezuela, el cual era el resultado del esfuerzo de años de trabajo se desvanecía, fue muy duro y difícil».